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lunes, 2 de marzo de 2015
lunes, 19 de enero de 2015
10 remedios naturales para eliminar las verrugas
El segundo de los doce trabajos de Hércules consistió en matar a Hidra
de Lerna, un monstruo de siete cabezas al que, por cada cabeza que se le
cortaba, le crecían dos más.
Después de haberle cortado varias cabezas, a Hércules le desbordó que siguieran saliendo otras nuevas y llamó a su sobrino Yolao para que le ayudara. Éste utilizó unos fardos de paja en llamas para cauterizar los muñones de los cuellos de Hidra mientras Hércules cortaba las cabezas que quedaban.
Hércules consiguió acabar finalmente con Hidra, pero recibió un castigo: su trabajo quedó anulado porque había contado con la ayuda de Yolao.
Los dermatólogos tampoco se andan con delicadezas: queman las verrugas con nitrógeno líquido a -196ºC o bien las cortan con láser. Estos métodos dejan una pequeña cantidad de células infectadas que acaban multiplicándose formando nuevas verrugas, como ocurría con las cabezas de Hidra de Lerna.
Por suerte, existen numerosos tratamientos naturales que sirven para acabar con las verrugas.
Los remedios que siguen parecen pura magia: son indoloros, eficaces y no
hace falta recurrir a ningún producto químico, por lo que pueden usarse
tanto en niños como en adultos.
Ajo
Aplique sobre la verruga una cataplasma hecha a base de ajo machacado, y
para que no se mueva de su sitio, utilice venda y esparadrapo. Repita
la operación cada día hasta que la verruga desaparezca. Primero verá que
va secándose y volviéndose negra hasta finalmente caerse.
Aloe vera
El aloe vera es una planta con múltiples propiedades dermatológicas,
también útil para acabar con las verrugas. Para ello, aplique gel de
aloe vera fresco (es decir, el que se obtiene directamente de la planta)
sobre la verruga. El gel es la pulpa transparente que sale al cortar
las hojas de una planta de aloe vera de unos tres años de edad, que es
cuando las hojas miden unos 50 cm.
Arcilla verde
Debe colocar directamente sobre la verruga arcilla verde y dejarlo secar
hasta que esté bien seco (lo que puede durar hasta 30 minutos). Cuando
esto ocurra, lave bien la zona para eliminar toda la arcilla y aplique
sobre la verruga unas gotas de árbol de té. No tapar.
Berenjena
Se trata de cortar un trocito de berenjena del tamaño de la verruga y,
por la noche antes de acostarse, sujetarlo sobre ella con un trozo de
esparadrapo. La operación debe repetirse durante varias noches, tras las
cuales la verruga se va oscureciendo, hasta que muere por completo y se
despega.
Una variante más conocida de este tratamiento consiste en utilizar el tallo verde de la berenjena, que es la parte que la mantiene unida a la planta. Sólo hace falta cortarlo con un cuchillo muy afilado para separarlo. Después, sujetándolo por el rabito, hay que frotarlo contra la verruga durante medio minuto. Se debe repetir la operación cuatro días seguidos. Si el tallo verde se seca, tírelo y utilice otro más fresco.
Una variante más conocida de este tratamiento consiste en utilizar el tallo verde de la berenjena, que es la parte que la mantiene unida a la planta. Sólo hace falta cortarlo con un cuchillo muy afilado para separarlo. Después, sujetándolo por el rabito, hay que frotarlo contra la verruga durante medio minuto. Se debe repetir la operación cuatro días seguidos. Si el tallo verde se seca, tírelo y utilice otro más fresco.
Celidonia
Los buenos herbolarios recogen la celidonia cuando se encuentra en plena
floración (al final de la primavera o en verano, dependiendo del
clima). En ese momento está llena de su famoso jugo amarillo, que tiene
un olor nauseabundo pero unas propiedades milagrosas. La celidonia
silvestre se puede encontrar en los países de clima templado por debajo
de los 1.000 m en matorrales, setos y viejos muros a la sombra, en
lugares húmedos y descuidados.
Para utilizarla para tratar las verrugas, deben cortarse las raíces en trocitos muy finos y dejarlas macerar en vinagre de sidra en un lugar fresco durante diez días. La mezcla resultante se debe aplicar 3 veces al día sobre la verruga con la ayuda de un pincel, y después hay dejar que se seque. No es necesario tapar la verruga. Repita esta operación hasta que la verruga desaparezca. La mezcla se conserva bien en un lugar fresco.
Hay personas que han conseguido resultados satisfactorios utilizando tintura madre de celidonia, disponible en farmacias.
Para utilizarla para tratar las verrugas, deben cortarse las raíces en trocitos muy finos y dejarlas macerar en vinagre de sidra en un lugar fresco durante diez días. La mezcla resultante se debe aplicar 3 veces al día sobre la verruga con la ayuda de un pincel, y después hay dejar que se seque. No es necesario tapar la verruga. Repita esta operación hasta que la verruga desaparezca. La mezcla se conserva bien en un lugar fresco.
Hay personas que han conseguido resultados satisfactorios utilizando tintura madre de celidonia, disponible en farmacias.
Corteza de cerdo
He aquí un remedio de origen animal que también funciona y es igualmente
sencillo e indoloro. Se trata de frotar las verrugas a diario y a
conciencia con un trozo de corteza de cerdo. Entre aplicación y
aplicación es necesario guardar la corteza en papel de aluminio.
Limón
Tome un limón ecológico. Retire la corteza, córtela en trocitos y déjela macerar en vinagre blanco durante 2 días.
Antes de acostarse, coloque trozos de corteza sobre la verruga y utilice venda y esparadrapo para que no se muevan. Al levantarse, retire el vendaje y lave y seque la verruga. Empape un algodón con tintura madre de tuya y aplíquelo sobre la verruga. Utilice un esparadrapo para sujetar el algodón durante todo el día. Repita estos dos pasos hasta que la verruga desaparezca.
La tintura madre de tuya se obtiene mediante la maceración en un lugar apartado de la luz de brotes primaverales de Thuya occidentalis (un arbusto que crece sobre todo en Canadá) en 10 unidades de alcohol.
Una variante es utilizar aceite esencial de limón, aplicándolo directamente sobre la verruga y dejando secar al aire, hasta que la verruga se seque del todo y se caiga.
Antes de acostarse, coloque trozos de corteza sobre la verruga y utilice venda y esparadrapo para que no se muevan. Al levantarse, retire el vendaje y lave y seque la verruga. Empape un algodón con tintura madre de tuya y aplíquelo sobre la verruga. Utilice un esparadrapo para sujetar el algodón durante todo el día. Repita estos dos pasos hasta que la verruga desaparezca.
La tintura madre de tuya se obtiene mediante la maceración en un lugar apartado de la luz de brotes primaverales de Thuya occidentalis (un arbusto que crece sobre todo en Canadá) en 10 unidades de alcohol.
Una variante es utilizar aceite esencial de limón, aplicándolo directamente sobre la verruga y dejando secar al aire, hasta que la verruga se seque del todo y se caiga.
Patata
Corte un trocito de patata cruda y aplíquelo sobre la verruga durante
unos minutos por la mañana y por la tarde con el fin de humedecerla.
Repita esta operación con un trozo de patata diferente cada vez hasta que la verruga desaparezca. Este remedio es eficaz gracias a la fécula que contiene la patata.
Repita esta operación con un trozo de patata diferente cada vez hasta que la verruga desaparezca. Este remedio es eficaz gracias a la fécula que contiene la patata.
Sauce
El sauce es otro remedio al que lleva recurriéndose siglos para tratar
las verrugas. Hay dos formas de hacerlo, mediante las hojas o bien con
la corteza.
Con las hojas, se trata de frotar una hoja de sauce sobre la verruga tres veces al día (con cuidado de proteger la piel sana que se encuentra alrededor).
Si va a utilizar la corteza, hay que colocar la parte interior (es decir, la parte húmeda, no la externa), manteniéndola pegada a la verruga durante todo el día con un esparadrapo. Debe cambiarse por un trozo nuevo de corteza todos los días. Una semana después, aproximadamente, la verruga habrá desaparecido.
Además, en los herbolarios pueden encontrarse extractos de sauce que también pueden aplicarse directamente sobre la verruga con el mismo fin.
Con las hojas, se trata de frotar una hoja de sauce sobre la verruga tres veces al día (con cuidado de proteger la piel sana que se encuentra alrededor).
Si va a utilizar la corteza, hay que colocar la parte interior (es decir, la parte húmeda, no la externa), manteniéndola pegada a la verruga durante todo el día con un esparadrapo. Debe cambiarse por un trozo nuevo de corteza todos los días. Una semana después, aproximadamente, la verruga habrá desaparecido.
Además, en los herbolarios pueden encontrarse extractos de sauce que también pueden aplicarse directamente sobre la verruga con el mismo fin.
Savia de higuera
Al cortar un higo de una higuera o alguna ramita sale un líquido blanco
viscoso, muy eficaz para eliminar verrugas. Debe utilizarse según sale
de la higuera, fresco, y aplicarse directamente sobre la verruga,
dejándolo actuar sin tapar todo el tiempo que sea posible. Esté método
es más eficaz cuando los higos están aún verdes.
lunes, 12 de enero de 2015
Desde que nacen, frente a la tele.
A menudo hablo en Tener S@lud sobre la necesidad absoluta de
tomarse el tiempo necesario a la hora de escoger los alimentos, preparar
las comidas, sentarse a la mesa, comer sentado, masticar...
Una comida no puede ni debe durar menos de veinte minutos. Y es que ése es el tiempo necesario para que el estómago envíe al cerebro la señal de "bien, ya estoy lleno".
Si come en menos de veinte minutos, puede sentir físicamente el estómago lleno, pero no tendrá esa agradable sensación de haber comido bien, que además es parte esencial para garantizar la ausencia de apetito hasta la próxima comida.
Ahora bien, en este proceso de comer bien, es imprescindible que haya una coherencia entre sus sentidos. Recuerde que el primer órgano del hambre son los ojos. Ellos son quienes, al ver el alimento, activan el trabajo preparatorio del estómago, estimulan las glándulas salivares, excitan las papilas gustativas, teledirigen al cerebro para que escoja los platos y las porciones...
Si come con los ojos pegados al televisor, al ordenador, al smartphone o incluso ante un simple periódico, pierde el control de lo que absorbe: deja de notar el sabor, no domina las cantidades...
Según un estudio de TNS Sofres para el Sindicato Francés de Alimentos Infantiles (SFAE, por sus siglas en francés) elaborado en noviembre de 2013, el 15% de los bebés de 15 días ya come viendo la tele. Y el fenómeno no hace más que aumentar con la edad: el 29% de los niños de entre 0 y 3 años come delante de una pantalla.
En nuestro país los datos no son mejores. Un estudio de la Generalitat Valenciana sobre la influencia de la televisión en los niños y jóvenes ya puso de manifiesto en 2007 cifras tan llamativas como que los menores suelen ver la televisión mientras comen, ya sea desayunando (49%), al mediodía (40%) o en la merienda (26%).
Una comida no puede ni debe durar menos de veinte minutos. Y es que ése es el tiempo necesario para que el estómago envíe al cerebro la señal de "bien, ya estoy lleno".
Si come en menos de veinte minutos, puede sentir físicamente el estómago lleno, pero no tendrá esa agradable sensación de haber comido bien, que además es parte esencial para garantizar la ausencia de apetito hasta la próxima comida.
Ahora bien, en este proceso de comer bien, es imprescindible que haya una coherencia entre sus sentidos. Recuerde que el primer órgano del hambre son los ojos. Ellos son quienes, al ver el alimento, activan el trabajo preparatorio del estómago, estimulan las glándulas salivares, excitan las papilas gustativas, teledirigen al cerebro para que escoja los platos y las porciones...
Si come con los ojos pegados al televisor, al ordenador, al smartphone o incluso ante un simple periódico, pierde el control de lo que absorbe: deja de notar el sabor, no domina las cantidades...
Según un estudio de TNS Sofres para el Sindicato Francés de Alimentos Infantiles (SFAE, por sus siglas en francés) elaborado en noviembre de 2013, el 15% de los bebés de 15 días ya come viendo la tele. Y el fenómeno no hace más que aumentar con la edad: el 29% de los niños de entre 0 y 3 años come delante de una pantalla.
En nuestro país los datos no son mejores. Un estudio de la Generalitat Valenciana sobre la influencia de la televisión en los niños y jóvenes ya puso de manifiesto en 2007 cifras tan llamativas como que los menores suelen ver la televisión mientras comen, ya sea desayunando (49%), al mediodía (40%) o en la merienda (26%).
viernes, 9 de enero de 2015
ARDOR DE ESTÓMAGO
¿Quién no ha sufrido alguna vez en su vida un episodio de ardor de
estómago tras una comida especialmente copiosa?
Sin ir más lejos, quizá
en estas fechas que acabamos de pasar, tan propicias a las grandes
comilonas y otros excesos, haya sufrido alguno.
Los síntomas son inequívocos: una sensación de quemazón o ardor que
comienza en la boca del estómago y llega hasta la garganta, la
percepción de que la comida vuelve a la boca, especialmente al agacharse
o recostarse, un sabor ácido en la boca...
Es molesto y desagradable pero, si se trata de un hecho puntual, desde el punto de vista de salud no es algo inquietante ni peligroso.
Sin embargo, otra cosa es que el episodio se repita al menos un par de veces a la semana y se prolongue en el tiempo. En ese caso se trata de una enfermedad con nombre y apellidos: reflujo gastroesofágico (RGE), que en España sufre el 16% de la población.
Al ingerir alimentos, éstos pasan del esófago al estómago, que produce los ácidos que ayudan a descomponerlos para su digestión. Estos ácidos nos permiten digerir las proteínas y prepararlas para que las enzimas las separen en aminoácidos. El esfínter del esófago (un anillo de fibras musculares en la entrada del estómago llamado cardias) se cierra como una válvula una vez ha pasado por él la comida, evitanto así que los ácidos gástricos pasen al esófago. Pero cuando esto no ocurre, el ácido penetra en el esófago junto con la comida y notamos esas sensaciones conocidas de forma común como "ardor" o "acidez" de estómago.
A quienes sufren sus molestias les basta con ir a la farmacia y les dispensarán un medicamento sin receta (¡hasta se anuncian en la tele!) que, como por arte de magia, consigue aliviar los síntomas.
Los médicos también recurren a los medicamentos para tratar el reflujo gastroesofágico. El omeprazol es uno de los fármacos clásicos, hasta el punto de que es un auténtico "superventas" en nuestro país (el segundo principio activo más prescrito, sólo por detrás del paracetamol). Sin embargo, este medicamento no está exento de efectos secundarios, algunos de ellos muy serios (de los que me comprometo a hablarles en Tener S@lud, pues el tema es inquietante).
Y otro aspecto más de fondo: la mayoría de los medicamentos contra el ardor de estómago actúan disminuyendo la acidez gástrica.
¡Pero esos
ácidos del estómago están ahí para algo! Y ese algo es nada más y nada
menos que para permitir la digestión.
Y si hay menos ácidos, la
digestión se ve claramente comprometida.
Así que el consejo es claro: mucha prudencia con los fármacos antiácido a largo plazo.
Así que el consejo es claro: mucha prudencia con los fármacos antiácido a largo plazo.
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