Según expertos en nutrición, comer comidas rápidas muy seguido resta un promedio de 4 años de vida.
Los fabricantes se enfrentan a retos considerables para preparar alimentos con buen sabor, una caducidad razonable y buena calidad.
Para conseguirlo, envasan los alimentos con conservantes, azúcar refinados y grasas trans o hidrogenadas, ingredientes que harían gritar a un nutricionista. Y por una buena razón experimental: los simios que seguían una dieta de comida rápida rica en grasas trans crecieron con más grasa en la cintura que los que seguían una dieta con el mismo número de calorías, pero rica en grasas insaturadas.
Los monos alimentados con comida rápida también desarrollaron signos de resistencia a la insulina, un indicador precoz de diabetes.
Al cabo de seis años, los monos alimentados con grasas trans pesaban un 7,2 por ciento más que antes y tenían un 30 por ciento más de grasa en el abdomen, dato ligado a la cardiopatía.
Por lo tanto, consumiendo muy seguido comida rápida o precocinada, se pueden perder 4 años de vida.